“La esperanza puede ser una medicina, y el amor puede ser la
cura”
Mario Thomas.
Todo aquel que ha convivido con un perro conoce de primera mano la asombrosa capacidad que tienen estos pequeños seres para amarnos
incondicionalmente. Quizás con el paso del tiempo y con la evolución de la sociedad hayamos ido afianzando los lazos que nos unen y haciendo a los perros cada vez más presentes y más importantes
en nuestro día a día, pero cabe plantearse la pregunta de si pueden ser también unos maravillosos terapeutas para las personas. Y la respuesta es que sí.
Desde mucho tiempo atrás se ha venido estudiando, unas veces con intención y otras por casualidad, la relación entre humanos y
animales llegando a encontrar resultados espectaculares y muy esperanzadores para la Terapia Asistida con Perros, terapia que está cogiendo cada vez más fuerza en nuestro país. La Terapia
Asistida con Perros, en adelante le llamaremos TAP, consiste en contar con la colaboración de un perro, valga la obviedad, para que éste actúe como nexo entre el terapeuta y el usuario y como
principal estímulo motivador con la intención de mejorar la calidad de vida tanto física, como emocional, social, mental, etc. del paciente.
La TAP puede ser aplicada a un gran número de colectivos. Dentro de los colectivos más habituales se encuentran: la tercera edad,
personas afectadas por Alzheimer o algún otro tipo de demencia, personas con diversidad funcional, personas con autismo, niños, personas internas en centros penitenciarios, personas en riesgo de
exclusión social, y un largo etcétera.
Para que seamos conscientes del tiempo que se lleva trabajando con este tipo de terapia alrededor del mundo, podemos remontarnos al
año 1792 en Inglaterra en donde se utilizaron perros en la intervención con enfermos mentales, o bien a 1867, en Alemania, donde se utilizaron para el tratamiento de personas con epilepsia, o
podemos recordar que en 1944, en Estados Unidos, se utilizaron perros en un programa de rehabilitación de aviadores. Todas estas experiencias se vieron con unos resultados altamente
positivos.
Pero cabe de nuevo preguntarse si existe una evidencia científica en la que se demuestre si realmente existen beneficios. Según un
estudio realizado por Joel Savishinsky de la Universidad Cornell, de Ithaca (Nueva York) se encontró que al llevar perros a una residencia de ancianos los usuarios comenzaban a interactuar
más entre sí, y con mejor humor y más entusiasmo, con la presencia de un animal. Para las personas de edad avanzada los animales son capaces de evocar recuerdos de su vida pasada mejorando y
haciendo funcionar su memoria a medio y largo plazo.
Cabe destacar que el mundo sentimental y emocional de los perros está cargado de inocencia, pureza, sinceridad, lealtad, amor
incondicional, y un largo etcétera, que hacen que éstos sean los terapeutas perfectos. Dentro de los beneficios que se pueden obtener con este tipo de terapia cabe nombrar los que, a nivel
general, se encuentran presentes en casi todas las poblaciones de destino. Existen multitud de beneficios a nivel físico, mental, social y emocional en los cuales me gustaría profundizar un
poco.
Dentro de los beneficios físicos se percibe una mejora de las habilidades motoras en quienes reciben la terapia, incrementando la
movilidad y el ejercicio físico, mejorando el equilibrio y el trabajo manual.
Dentro de los beneficios mentales más destacados, y dependiendo de cada población en concreto, se produce una mejora de la atención y
la memoria, un incremento de vocabulario y la adquisición de nuevos conceptos, mejora de la conexión con el aquí y ahora, mejora de las capacidades visuales, táctiles, auditivas, e incluso
olfativas.
En cuanto a los beneficios que se obtienen con la TAP en el área social nos encontramos con una increíble mejoría de las relaciones
interpersonales, tanto entre los propios compañeros usuarios de la terapia, como en las relaciones de los pacientes con los terapeutas y demás profesionales del centro, creándose con la llegada
del perro un nuevo tema de conversación, un aliciente para entablar nuevos vínculos y relaciones con el resto de personas, de hacerles partícipes de su nueva fuente de energía y de su buen humor.
Además, su presencia provoca un cambio de enfoque hacia el exterior, ya que les hace descentrarse de sus problemas, debilidades o enfermedades, para centrarse en el animal y todo lo que tenga que
ver con el mismo.
Por último quiero destacar los beneficios emocionales de esta terapia dedicándole un espacio un poco mayor, puesto que considero que
es el área en la que más beneficios se pueden apreciar a simple vista y con el que los usuarios experimentan y sienten una mayor mejoría. Es importante destacar que en presencia de un perro las
personas sienten que no están en una sesión de terapia sino que están formando parte de un juego, que están en un ambiente lúdico y diferente a la rutina. La presencia del perro produce un estado
anímico que lleva a los usuarios a participar y trabajar ciertas áreas sin darse cuenta. Se produce una increíble mejora de la autoestima puesto que los animales no juzgan a las personas, los
animales aceptan sin calificar y las personas que son bien aceptadas por el resto empiezan a valorarse más y a sentirse más a gusto consigo mismas. Además, los usuarios aumentan y mejoran su
empatía, ya que es más fácil identificar lo que siente un animal al fijarnos en su lenguaje corporal que lo que siente otra persona, ya que los primeros actúan siempre con naturalidad. Un
beneficio importante, y especialmente para personas que sienten cierto rechazo al contacto físico, es que el perro no solo facilita ese contacto de manera muy positiva, sino que también
disminuyen la ansiedad, ya que según un estudio de Andrew y Edney, sobre la relación entre los animales de compañía y la salud humana publicado en 1995, el hecho de acariciar a un animal reduce
la presión arterial y por tanto una reducción del estrés.
Los profesionales de la TAP queremos resaltar la importancia de incluir a los perros como nueva forma de terapia que complemente a
las terapias tradicionales para conseguir unos resultados aún más satisfactorios y en un entorno en el que los usuarios se sentirán muy a gusto y con una actitud más abierta y
participativa.
Yo, personalmente, y sin hablar del ámbito terapéutico, quiero animar a todas aquellas personas que no tengan un perro para que tomen
la maravillosa decisión de incorporar un miembro más a su familia.
Verónica Doval Expósito (colegiada T-2684). Psicóloga terapeuta en Terapia Asistida con Perros.
veronicadovalexposito@cop.es
TERAPIAS CON PERROS CON PERSONAS MAYORES:
Si nos ponemos a pensar, aún es poco lo que se habla de las Intervenciones Asistidas con Perros en nuestro país. Quizás porque nos falta más conciencia sobre los
grandes y múltiples beneficios que los animales. En este artículo voy a hablar de la terapia con perros con personas mayores, contribuyendo así a que esa escasez vaya mermando.
Por otra parte, también está pendiente una buena legislación que proteja a los profesionales que nos dedicamos a este sector, pero esto lo dejamos para otro
momento.
Como he dicho, es por este desconocimiento que en este post voy a hablar de los beneficios que aportan los perros no sólo en las sesiones de intervención, sino
también en la vida diaria. Y me centraré en uno de los colectivos con los que más trabajo: los mayores.
Beneficios de convivir con un perro
A diferencia de los beneficios en terapia, todos podemos suponer que el simple hecho de tener un perro aporta una gran cantidad de cosas bonitas a las personas
mayores. Porque les ayudan a realizar actividades que mejoran tanto su capacidad cognitiva como
su capacidad
física.
Por ejemplo, no estará igual a nivel físico y mental la persona mayor que sale todos los días a sacar a su perro de paseo, por poco que pueda, que otra que se pase
toda la tarde viendo la televisión. La primera persona, antes que nada, debe vestirse y prepararse para sacarlo a pasear, cosa que quizás muchos de los que se queden en casa no hagan.
En segundo lugar, saldrá a la calle a dar un paseo con lo que todo esto conlleva. De una parte, a nivel físico: mejora del equilibrio, del sistema vestibular,
movilidad de las articulaciones, motricidad fina y gruesa… De otra parte, a nivel mental: respirar aire fresco, ver otros lugares y cambiar de ambiente, interactuar con otras personas, favorecer
la independencia y la responsabilidad, mejorar la autonomía, etc.
Terapia con perros con personas mayores
Si estos beneficios se pueden percibir en personas mayores que conservan su vida prácticamente intacta, con su casa, sus cosas, su familia, su rutina… qué no podemos
encontrar en aquellos mayores que están institucionalizados. Un hecho que conlleva: cambio de rutina, menor contacto con los familiares, conocer a muchas personas nuevas y con capacidades muy
diferentes, seguir normas distintas a las que ha seguido durante su trayectoria de vida. Y sumarle, en la mayoría de los casos, enfermedades como Alzheimer, ictus, demencia senil, parálisis,
etc.
Por ello, los profesionales que nos dedicamos a este sector debemos focalizarnos en mejorar su calidad de vida. Debemos
aportarles mayor bienestar y satisfacción para hacerles más llevadera su estancia dentro de las residencias.
Durante una sesión de terapia asistida con perros con personas mayores se trabajan distintas áreas que estimulan a los usuarios, proporcionándoles una serie de
beneficios destacables.
Las distintas áreas que se trabajan son: el área emocional, cognitiva, sensorial,
comunicativa, motora, educativa, lúdica y fisiológica. Se trabajan todas ellas en distintas actividades y juegos en donde el perro siempre es el protagonista para favorecer el vínculo y la
motivación.
Es por todo ello que la persona que lleva a cabo el diseño del programa y de las sesiones de intervención debe ser personal cualificado para llevar a cabo una
intervención terapéutica. Podrán ser psicólogos, pedagogos, terapeutas ocupacionales, etc. En mi caso soy psicóloga. Esto me permite poder diseñar las sesiones, así como implementarlas ya
que dispongo de todas las herramientas que me habilitan para ello.
Lo que hace especialmente atractivas a las Intervenciones Asistidas con Animales, en líneas generales, es que son novedosas, diferentes, lúdicas y se cuenta con
otros seres vivos. Esto incrementa la motivación de los usuarios para
trabajar y para adquirir las habilidades. Y de esta forma conseguir los objetivos que el terapeuta se propone para cada usuario y para cada grupo de trabajo. Debemos aclarar que existen objetivos
comunes como grupo y también objetivos concretos para cada usuario en particular, mientras se divierten.
Tipos de actividades
Como comentaba con anterioridad, existen distintos tipos de actividades a lo largo de una sesión de terapia. Algunas son de mayor contacto con el perro. Otras de un
contacto intermedio en donde el perro es el “colaborador” o el “facilitador” de la actividad. Y otras son actividades en las que el perro se mantiene al margen, aunque siga siendo el
protagonista.
En las actividades en las que se establece un vínculo directo con el perro de apoyo, como acariciar, cepillar, dar de comer, hablarle, ponerle el collar, ponerle
agua, hablar sobre sus características físicas, etc. se establece un vínculo emocional con el mismo que
facilita la consecución de objetivos.
Podemos también mencionar aspectos como la interacción social con los compañeros
participantes, con los terapeutas o con el perro de apoyo. Se comentan cosas que suceden, lo que hace el coterapeuta, los perros que han tenido, cómo criaban a sus perros, dónde dormían,
etc.
Por otro lado, en la terapia con perros con personas mayores, el terapeuta suele diseñar actividades y debates ajustados a los objetivos. En general, para personas
mayores suele incluir interacción, motricidad y mejora de la capacidad cognitiva. Dentro del diseño de actividades, además, se propician debates y conversaciones que estimulan
las capacidades
cognitivas de los mayores como la atención, la memoria, el
razonamiento…
Por otro lado, la motricidad tanto fina como gruesa y
el desarrollo sensorial, es otro de los aspectos en los que se percibe mucha mejoría. Se llevan a cabo actividades como, por ejemplo, buscar los premios escondidos en distintos tipos de
materiales. Y sacarlos con las pinzas o cucharas, rebuscar en un cubo de arroz o entre bolitas de tela, etc. También cepillar al perro, elaborar puzles de distinta complejidad, llevar a cabo
juegos con el peto de trabajo, etc.
En definitiva, son muchos y muy variados los beneficios que aportan los perros a las personas mayores. Y se incrementan significativamente cuando existen objetivos
terapéuticos y actividades diseñadas por un profesional cualificado porque, no nos olvidemos, el perro no es el terapeuta, es el facilitador.
Espero que este artículo te haya gustado y te sea de utilidad. Por favor, comparte y haz que sume si es así!
La palabra terapia en la actualidad asusta a muchas personas. Algunas creen que está relacionada con la locura y otras, en cambio, con algún trastorno o enfermedad. Su verdadero
significado no va mucho más allá de esos pensamientos. Se trata de un proceso que se lleva a cabo para lograr un objetivo. Y, en el ámbito de la medicina, se refiere al medio que ayuda,
alivia o incluso cura enfermedades.
De entre las diversas terapias que existen hoy en día (ocupacional, grupal…), una bastante peculiar y de la que no hay disponible mucha información es la asistida con animales. Se
han recogido evidencias de la antigua Grecia donde ya se empleaban caballos para ayudar a las personas enfermas a mejorar su autoestima, por lo que esta práctica no es reciente.
Son muchos los países que los utilizan como ayuda a los enfermos debido a sus efectos positivos: colaboran con la actitud del paciente, ayudan a que se relaje, contribuye a que se olvide
de su realidad durante el tiempo que están juntos, les ayudan a comunicarse y transmitir sus emociones, etc.
Un país que se ha involucrado mucho en este tema es Alemania. Cuenta con un centro en Bielefeld donde, en 1867, se utilizaron animales de compañía con enfermos epilépticos. Actualmente,
atiende a más de 5000 pacientes con trastornos físicos y mentales, los cuales participan en actividades con varios tipos de animales.
Por otro lado, dentro de lo poco que se conoce la terapia asistida con animales, la más famosa es la TAP (Terapia Asistida con
Perros). Las primeras bases las puso el psiquiatra Boris Levinson. En una de sus consultas, su perro Jingles estaba presente. El paciente, un niño con dificultad de expresarse y con
problemas de retraimiento, mostró mejoras cuando Boris decidió incluir al perro en su tratamiento. El resultado fue del todo positivo, ya que el niño fue capaz de expresar lo que sentía.
Llevar a cabo un programa de estas características no es sencillo, ya que se deben tener en cuenta varios puntos. La herramienta que
utiliza el profesional es un ser vivo, por lo que no se puede jugar con él. Los perros llevan consigo emociones y comportamientos determinados debido a su naturaleza, por lo que es un
aspecto importante. El principal fin que se persigue con el TAP es que el paciente en cuestión mejore o encuentre alivio, pero no hay que olvidar que el animal también debe sentirse
cómodo y seguro a la hora de realizarlas.
Verónica Doval Expósito: “Cualquier raza o tipo de perro puede realizar la labor de coterapeuta”
La psicóloga Verónica Doval Expósito, licenciada en Psicología por la Universidad de La Laguna, afirma que “los perros de terapia deben ser dóciles, deben disfrutar de lo que
hacen y tener un vínculo con el terapeuta. No tienen porqué tener unas características físicas concretas, ya que cualquier raza puede realizar la labor de coterapeuta”.
También se han descubierto otras ventajas y abarcan desde factores emocionales hasta motores, trabajándose, en especial, la psicomotricidad. Los más característicos se centran en el área
cognitiva y psíquica, referido a la disminución de la ansiedad y el estrés, la mejora del estado de ánimo, la atención, además de generar habilidades de ocio. Asimismo, favorecen la
motivación, la interacción verbal durante las sesiones, aumentan la atención del paciente, además de fomentar el equilibrio, la empatía, la diversión y la relajación, entre otros
aspectos.
La asociación Nahai, un ejemplo de TAP en Canarias
Junto a todos estos beneficios, Doval Expósito remarca que “facilitan el acceso a las personas con las que se interviene, ya que la sesión se convierte en un juego para ellos y participan
prácticamente sin darse cuenta. El perro es el conductor para que la terapia psicológica pueda desempeñarse más fácilmente y con mejores resultados”.
En lo que se refiere a la ubicación de este tipo de centros, cabe destacar que se encuentran por toda España. Yaracan, situado en Madrid, es uno de los más conocidos dentro de este ámbito. Otro ejemplo es Perros Azules, conocido también por realizar
estas actividades, además de tener varios servicios como, por ejemplo, entrenamiento animal, proyectos de apoyo social, educativos…
En Canarias, se cuenta con la asociación Nahai, centrada en la tercera edad, así como en niños con problemas físicos y mentales. Ellos buscan, como se
puede leer en su página web, “un nuevo aire de intervención, fomentando una mejora en la calidad de vida de las personas con quienes intervenimos tanto en su funcionamiento
social, como cognitivo, emocional, físico y educativo, contribuyendo con ello en su recuperación”.
Post invitado: Verónica Doval, especializada en Terapia Asistida con Perros
March 22, 2019
patasbox
Invitamos a Verónica Doval Expósito, experta en terapia asistida con perros para que nos cuente todo acerca de su labor.
¿En qué consisten este tipo de terapias? ¿Quién es Verónica y cuál es su trabajo? ¿Dónde puedo recurrir a la terapia asistida con perros? Todas estas preguntas y otras muchas las vamos a
contestar en este post.
Hemos invitado a Verónica Doval, licenciada en Psicología, con máster
en Intervenciones Asistidas con Animales y directora de Ananda, un
centro especializado en Terapia Asistida con perros.
Ella nos va a contar todo lo que necesitamos saber acerca de esta terapia y nos resolverá todas las dudas que todos hemos tenido alguna vez sobre la terapia con perros.
Sin más dilación, os dejamos la entrevista que le hemos hecho.
¿Cuál es tu trabajo como terapeuta/psicóloga con perros?
El trabajo de psicóloga especializada en Terapia Asistida con Perros se desarrolla conforme a los objetivos del grupo o del individuo. En mi
caso estoy especializada en Psicología Educativa en contextos no formales lo cual incluye colectivos como mayores, diversidad funcional, enfermedad
mental, etc. (colectivos con los que trabajo principalmente) y con los cuales llevo a cabo el desarrollo de objetivos tales como mejora de las habilidades sociales, evitar el deterioro o
mejorar las capacidades cognitivas y motoras, así como mejora de autoestima, empatía, etc.
¿Cómo empezaste a hacer este tipo de terapia?
Desde muy joven me han gustado mucho los perros y mi vocación era ayudar a las personas. Cuando supe que podía aunar mis dos pasiones y convertirlas en mi trabajo comencé a investigar qué eran
las Terapias Asistidas con perros. Al ir indagando sobre la profesión aprendí muchísimas cosas que un día me pusieron en contacto con una empresa
que se dedicaba a esta terapia en Tenerife. Poco después, esa empresa dejó de trabajar en la isla y decidí comenzar mi andadura en solitario. Los comienzos fueron duros (como todos, supongo…),
pero con muchísimas ganas de que todo saliera adelante. Y así fue. Llevo desde el 2016 en solitario y en perspectivas de seguir muchos más.
¿Qué perros son los más idóneos para estas terapias? ¿Son perros con características diferentes o simplemente se han entrenado para
ello?
Quizás mi filosofía en este aspecto diste mucho de lo que varias empresas del sector piensan. Yo, aparte de psicóloga especializada en Intervenciones
Asistidas con Perros, soy voluntaria activa de refugios de perros por lo que estoy en contra de la cría y compra de perros de razas determinadas. Considero que habiendo tantos animales
esperando un hogar en los refugios, comprar una raza determinada es totalmente innecesario.
En mi caso, trabajo con perros sin raza adoptados en refugios siendo adultos. La elección es simple: el perro debe ser dócil y debo estar segura de que pase lo que pase no va a reaccionar de mala
manera. Desde mi experiencia, he visto que los perros tienen una capacidad muy grande para poder distinguir entre distintos tipos de personas o de situaciones. Una de las perras con las que
trabajo que sufrió maltrato y tenía un trauma horrible a la gente cuando estaba en el refugio sabe distinguir perfectamente cuándo está trabajando, llegando a cambiar su actitud de manera
absoluta.
¿Cómo han sido entrenados previamente estos perros?
En mi caso, el entrenamiento es muy simple. Me baso en el vínculo que tenemos los perros con los que trabajo y yo, ya que en ocasiones con una mirada basta para que conecten conmigo. El refuerzo
siempre es positivo y se lleva a cabo un aprendizaje por rutina.
¿Quién cede los perros para las terapias?
En el caso de Ananda, la empresa de la cual soy directora, trabajamos dos personas con 5 perros. Actualmente, yo trabajo con cuatro perros (dos son míos, Carmencita y Sofi, y dos son cedidos por
familias que los han adoptado y con los que he creado un vínculo muy grande, Siria y Eugenio), mi compañera Romina es logopeda y trabaja con su perro Duque, aunque cuenta con más perros de
distintas características.
¿Quiénes reciben la terapia?
En Ananda nos
centramos en mayores, especialmente con Alzheimer y demencias graves, diversidad funcional, enfermedad mental y mayores sin ningún tipo de dificultad, aunque hemos trabajado también con niños y
con personas con fobias a los perros.
¿En qué consiste una vez están allí los perros?
En primer lugar se hace una ronda de saludo al perro en la que se fomenta el vínculo entre el perro y el usuario (unas caricias, algunas
chuches…).
Posteriormente se lleva a cabo la actividad que tengamos diseñada según los objetivos que queramos trabajar ese día. Si queremos trabajar
atención, interacción entre usuarios, empatía, razonamiento, motricidad…
Luego, para volver a la calma y entrar en una fase de relajación llevamos a cabo una ronda de cepillado en donde también se crea vínculo con
el perro.
Por último, a modo de cierre de la actividad, hacemos una ronda de reparto de salchicha. Tras finalizar esto, los usuarios saben que la terapia
ha finalizado.
¿Qué tipo de mejorías se reflejan en las personas que reciben esta terapia?
Con la Terapia Asistida con perros se produce una mejoría en la calidad de vida, se incrementa la interacción entre participantes, se
fomenta la responsabilidad, la participación, la colaboración y la motivación por el trabajo en equipo. En poblaciones en particular observamos mejorías a nivel atencional, mayor expresión de
mociones y verbalización, se reduce la velocidad en el deterioro cognitivo en pacientes con Alzheimer, reduce el deterioro psicomotor, etc.
¿Qué beneficios les aportan los perros a las personas que reciben esta terapia?
Se observan beneficios en distintas áreas:
Cognitiva y psíquica: disminuye la ansiedad y el estrés, mejora el estado de ánimo y la atención, genera habilidades de ocio,
etc. Las actividades que se llevan a cabo durante la sesión ayudan al reconocimiento del esquema corporal, a la memoria y favorece el
reconocimiento de colores, formas y números.
Motora: psicomotricidad fina y gruesa, relajación y fortalecimiento del tono muscular.
Sensorial: desarrollo de los sentidos con estímulos visuales, auditivos, táctiles, olfativos, etc.
Comunicativa: interacción entre usuarios, nuevos temas de conversación, incremento del vocabulario, etc.
Lúdica y educativa: diversión y entretenimiento.
Emocional: las personas no se sienten juzgadas, fomento de empatía, mejora de la autoestima e incremento de la risa.
Fisiológica: relajación, disminución de la tensión arterial, mejora del equilibrio e incrementan la capacidad y motivación por el
ejercicio.